Hay que plantar cara a las cosas adversa. ¡¡nunca la razón! Tenemos que ser nosotros los dominadores y no las adversidades.
viernes, 30 de noviembre de 2007
Horizonte
Hay que plantar cara a las cosas adversa. ¡¡nunca la razón! Tenemos que ser nosotros los dominadores y no las adversidades.
domingo, 25 de noviembre de 2007
Día solidario en favor de las mujeres maltratadas
Creo que una mujer maltratada jamás debe callar los malos trato por lo que dirá la sociedad. Yo nunca ocultaría a nadie que mi marido me maltrata. Tendría al corriente a todas las personas de mi alrededor. Con toda seguridad que les tendría informado de que clase de persona se esconde de bajo de su piel de cordero. Comenzando por la policía, los familiares y los amigos.
Pienso que hay que comunicarlo, desde el primer maltrato. Ni él ni la sociedad merecen el silencio. ¡Creo que hay que decirlo! principalmente hay que hacerlo por una mismas, por nuestra dignidad y por nuestra familia, porque el mal tratador no merece un trato cordial por parte de su víctima, ni de las personas más directa, los malos tratos se tienen que saber tanto el físico como el verbal, ya que desde la ignorancia poco se puede hacer.
¡Así que hay que denunciar!
La familia, los amigos y los vecinos pueden ser un buen eslabón para las personas maltratadas.
¡Sobre todo los vecinos por su proximidad!
lunes, 19 de noviembre de 2007
Tu amiga
Erase una vez dos personas que cada día solían ir a caminar y en el punto de encuentro había otra persona esperando a su compañara. ¿Esperas a tu amiga?, le pregunte, Si. Seguro qué le habrá pasado algo, porque otras veces me avisa pero hoy no me ha dicho nada. Y así comenzó la historia de una gran amistad. Mi compañera y yo le propusimos que viniese con nosotras, pues por nuestra parte no había inconveniente. Ella acepta, y apartir de ese momento el grupo se convirtió en cuatro, y fue creciendo hasta llegar a nueve. La verdad és que fue una etapa muy agradable, lo pasábamos muy bien. Volvíamos llenas de energías, el trabajo lo hacíamos con más energías y con muchas más ganas, pues levantarse temprano és bueno para el cuerpo.
Bien, este escrito lo hago para manifestarle: a mi amiga, a mi compañera y a mi vecina, la sensación que me produjo recibir su carta. ¡Fue muy emocionante! Y desde este escrito yo te quiero dar las gracias, gracias por tu carta y por tus halagos. Alagos que no merezco, aun que me puse muy contenta por que a nadie le amarga un dulceo.
La carta comienza así. Para mi vecina Valle a la que quiero expresar todo lo que siento hacia ella, hace algún tiempo yo solía ir a caminar y un día me quede esperando a mi compañera la que no me pudo avisar y la suerte o la coincidencia quiso que coincidiera con mi vecina la Valle, ella me digo. ¿Quieres venir con nosotras?
Para mí es una satisfacción haberla conocido. Me considero una persona afortunada porque amistades hay muchas pero amigas pocas. Valle te quiero dar las gracias por ser mi amiga y te pido que me perdones por ser tan pesada a partir de ahora que soy una cuarentona intentaré de no quejarme tanto, aunque me duela todo el cuerpo
Valle te deseo lo mejor, te lo digo de todo corazón, que el día de tu cumpleaños lo pases bien junto a tu familia y que cumplas muchos más, continua como hasta ahora con la misma energía y con la misma salud que tienes en este momento. Te lo desea tu vecina la pesada la que te echa de menos cuando no estás en tu casa. Te queremos como eres no cambies nunca.
Las cuatro estaciones
miércoles, 14 de noviembre de 2007
Recuerdos de juventud (primera parte)
Recuerdo que mi madre me acompañaba hasta la puerta, tocaba el timbre y se marchaba, yo subía las escaleras y entraba a un recibidor a la derecha estaba la cocina que, por cierto, el olor de la sopa aún lo presiento. Es un olor que no se olvida, pero me da pena no recordar a las personas de aquella casa. Sé que había una familia y sus criadas, pero sus caras y sus cuerpos no los recuerdos.
¡Claro, hay muchos años de por medio! Y ahora que estoy recordando esta etapa de mi pasado, me viene a la memoria el barrio donde yo vivía con mi família. En el barrio que vivíamos hay una iglesia que tiene por nombre San Gil (Es una iglesia tipo catedral) y es muy bonita. En semana santa suelen sacar tres cofradías preciosas, que a la hora de ponerlas en la calle tienen que utilizar toda la inteligencia habida y por haver porqué las calles son muy estrechas y cuestan de sacar.
Pero esto da más emoción a la fiesta. Este barrio tiene una plaza muy grande y tanto las calles como la plaza de este barrio eran de piedras. La iglesia tiene entrada a tres bandas, y la puerta principal está en la calle más estrecha, es por esto que cuestan de sacar las cofradías. En la plaza hay otra puerta pero tiene varios escalones, y es imposible poder sacar los pasos por este lado porque la situación aún es más complicada.
Otro de mis recuerdos és que en esta plaza había un quiosco de chucherías y lo regentaban dos hermanas. ¡Por cierto eran mellizas! Una de ellas se llamaba Rosario, el nombre de la otra no lo recuerdo, lo que sí recuerdo és que me decían que yo era una niña muy guapa y que el flequillo me favorecía mucho y yo me ponía más ancha que larga con estos halago.
¡La verdad es que tenía pocos y por esto los debo recordar!
lunes, 12 de noviembre de 2007
Recuerdos (segunda parte)
Un día uno de mis hermanos fue y me dijo que fuese para casa que nuestro padre reclamaba mi presencia y quería que todos estuviésemos juntos. Cuando llegamos me sentí muy emocionada porque se trataba de algo importante para la familia. Este día lo recuerdo con tristeza y sentimiento ya que mi padre hizo algo incorrecto, aunque fue por necesidad. Sé que fue duro, muy duro para él ya que mi padre era el hombre más honrado de la tierra.
Pero hay un dicho que dice que la necesidad obliga y mucho más si la necesidad es la falta de comida, y él sintió esa necesidad de coger algo que no le correspondía. Nunca se habló de ese episodio, lo que se dijo o lo que no se dijo. ¡Esto nunca lo sabremos! Lo que si sé, es que lo que mi padre cogió fue lo más bueno que jamás hemos comido porque se mezclaba la necesidad y el sentimiento.
De esta casa marchamos a otra en mejores condiciones pero al otro lado del pueblo, la primera no es que estuviera en el centro pero sí más céntrica que la segunda. La segunda y la definitiva.
De esta casa salimos para venir a Catalunya, mi padre la conservó un tiempo hasta saber como irían las cosas por esta nueva vida. La primera casa estaba en la calle San Marco número cinco y precisamente el nombre de la calle es el nombre de mi nieto la segunda casa estaba en la calle la Victoria número sesenta y uno y por esta pasaba la carretera Córdoba Sevilla.
Esta casa la compro mi padre con varios vecinos y la teníamos que compartir con ellos.
domingo, 11 de noviembre de 2007
Recuerdos (tercera parte)
Yo misma he tenido que ir muchas veces a por agua, agua para todo: para lavar, beber, cocinar y para el aseo personal. Yo recuerdo que en todas las viviendas teníamos unos barreños y el día que tocaba ir a por el agua, hasta que los barreños y los cubos no estuviesen llenos no se dejaba de ir a la fuente. ¡Esta tarea la hacíamos entre mi hermana y yo!
Recuerdo que había que aprovechar el viaje y llevar dos cubos o un cántaro y un cubo. El cántaro te lo tenías que poner en la cadera y el cubo en una mano y como el trayecto era largo, teníamos que descansar de vez en cuando ya que tanto mi hermana como yo éramos pequeñas.
No me extraña que la mayoría de mí generación estemos hechos polvo. ¡Tenemos los huesos llenos de dolores! Y cuando éramos adolescentes al no ir al colegio nuestro futuro era el trabajo del campo, o el del servicio doméstico. Así estamos los de mi generación que no balemos para nada.
Cuando tuve la edad de trabajar me coloqué en casa de una familia que tenia tres hijos, la madre se llamaba Pepita, el padre Juan y los nombres de los niños no recuerdo. Lo que sí recuerdo es que llevaba al niño pequeño a pasear y siempre me convencía para ir por donde él quería y cuando salía con sus padres les montaba un número de padre y muy señor mio si no se salía con la suya.
¡Des pues era yo la que recibía la reprimenda!
sábado, 10 de noviembre de 2007
Recuerdos (Cuarta parte)
Así lo hice pero marche con tristeza porque el tercer hijo me quería mucho y me daba pena dejarlo. Estuve algunos días en mi casa sin trabajar, no muchos porqué yo prefería más estar ganando un dinero que estarme en casa trabajando y no ganar nada, esta fue la última casa que trabajé en mi pueblo.
De esta casa tengo buenos y malos recuerdos pero no los explicare, ni los buenos ni los malos porque si tengo que decir tal como fueron las cosas alguien quedaría mal parado así que no diré nada. Lo único que si haré es terminar con estos recuerdos de mi juventud diciendo que muchas noches sueño con esta casa y con esta familia. Espero que estos sueños sean por los buenos recuerdos y no por los malos.
Bueno después de una pausa de una noche y un día he vuelto para continuar con lo prometido y con lo que pueda recordar de mis vivencias. Aclarado este punto continúo con mi objetivo que trata de lo siguiente.
En esta última casa estaba a pensión completa y esto significa que tenias que dormir en este lugar, las tareas comensaban a las ocho de la mañana hasta las doce de la noche.
Yo estaba contratada para el servicio doméstico, recuerdo que éramos cinco mujeres y un hombre, su nombre era Curro, él hacía de cochero. Este era el medio de transporte de las personas adinerada de aquel tiempo. ¡Coche de caballo! Los coches de hoy no existían.
¡Algo increíble! ¿Verdad?
¡Doy por terminados estos recuerdos de mi juventud!
domingo, 4 de noviembre de 2007
Mis sueños
Yo estaba entremedio de muchas personas y todas ellas me golpeaban: golpes en el cuerpo, en la cara, en los brazos y en las piernas, era imposible escapar de aquel linchamiento. Yo pedía: socorro, auxilio y nadie me socorría. Al final llamo a mi madre y lo hago llorando y en voz alta que más que alta eran gritos que hasta lo oyó mi marido. Recuerdo que decía ayudadme, auxilio por favor mamá, mamá ayudame y con estos grito de auxilio desperté. Me dolia todo mi organismo: Los brazos, el pecho, las piernas, la espalda y estaba ronca, tenía palpitaciones muy agudas tanto que quedaban reflejadas por todas partes y este era mi miedo a dormirme de nuevo.
Dos cuentos maravillosos que nunca existirán en nuesta vida real.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Mí memoria
En primer lugar unos padres, cuatro hermanos, un marido, una hija, un yerno, un nieto, un montón de sobrinos, y muchas cosas más. Entre ellas la memoria, la que aún conservo. ¡La memoria es nuestro pasaporte! Nuestro presente y nuestro futuro, sin este requisito no seriamos nada, únicamente seríamos objetos. Yo tengo mucho miedo a perderla y por esta razón tengo que hacer lo imposible para retenerla dentro de mi cabeza.
Así que manos a la obra ya que cuando llegamos a cierta edad no podemos confiar de este don tan maravilloso como es la memoria. Yo hoy dispongo de tiempo para hacer un repaso de algunas cosas de mi vida y de mi família. Lo primero que haré será una relación de los nombres y de las fechas de nacimiento. Comenzando por mis padres, nombre de los progenitores Antonio Macias Guzmán nacido en Écija Sevilla el cinco de abril de mil novecientos cinco en la calle Alamillo numero veinte y seis fue registrado el siete del mismo mes a las once de la mañana. Nombre de mi madre Celia Gonzalez Tirados nacida en Cañada del Rosal en la calle Barrio Nuevo, el dieciséis de febrero y fue bautizada el veinticuatro del mismo mes. Contrajeron matrimonio el veintinueve de septiembre de mil novecientos treinta, mi madre fue confirmada en la Iglesia de Santiago el cinco de mayo de mil novecientos veintiséis. Toda la familia, de mis, padres son nacidos en Écija, excepto mi madre que nació en Cañada del Rosal y desconozco porqué mi madre nació en un lugar diferente del resto de la familia.
Mis hermanos y yo misma, también somos nacidos en la Ciudad de Écija, los nombre de mis hermanos y fechas de nacimientos son estos: mi hermano mayor Antonio Macias González, nació el doce de septiembre del treinta y uno, nombre del segundo, José, fecha de nacimiento veinticinco de enero de mil novecientos treinta y siete, tercer hijo en este caso hija, su nombre es Concepción, fecha de nacimiento veinte de enero del cuarenta, cuarta hija Valle nació el once de julio del cuarenta y uno, fue bautizada el diecisiete del mismo mes, quinto hijo Manuel, fecha de nacimiento dieciséis de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco, nació a las once de la mañana en la calle Barba número catorce, aunque esto no es exacto pues aunque yo tan solo tenía cuatro años, recuerdo muy bien que nació en el campo, era verano hacía mucho calor, y yo quise que comiera la típica comida andaluza que tiene por nombre salmorejo, aún recuerdo la mujer que ayudó a mi madre en el parto, era mayor y tenía un pañuelo negro en la cabeza. Fue bautizado el veintidós de septiembre del mismo año. Todos los hermanos fuimos bautizados en la Iglesia de Santa María de Écija Sevilla.
Fecha de casamientos de cada uno de los hermanos. Antonio, veinticuatro de diciembre de mil novecientos cincuenta y nueve, José, catorce de septiembre de mil novecientos sesenta y nueve, Concepción, el nueve de enero de mil novecientos sesenta y dos, Valle, el dieciocho de julio del sesenta y ocho, las fechas de casamiento las he puesto siguiendo el orden de edades no la de casamiento. La historia de Antonio y de Celia terminó con una historia triste, que fue la muerte de su quinto hijo. El cinco de junio de mil novecientos sesenta y siete.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Día de todos los Santos
Yo en el día de hoy aprovechando este momento de atención especial quiero deciros algo, lo que yo quiero decir es que mis visitas al cementerio son algo escasas pero también quiero que sepáis que no es por descuidos ni por falta de ganas, pienso en vosotros constantemente, pero en la vida de los vivos hay muchas obligaciones y siempre no se puede cumplir con todo.
En el día de hoy mi alma esta tranquila pero al mismo tiempo triste. Tranquila porque el tiempo me ha permitido dedicaros unas horas, las justas para hacer lo que tengo que hacer que en definitiva el tiempo empleado no es nada porque pronto el trabajo está hecho. En cambio la satisfacción que siento es inmensa cuando lo veo limpio y con las flores puestas.
¡Un panorama que no se puede evitar!