miércoles, 14 de noviembre de 2007

Recuerdos de juventud (primera parte)

Hace algunas décadas más o menos, cuando yo tenía ocho o diez años fui una niña beneficiada en la calle beneficiados número ocho de Écija. ¿Qué representa ser una niña beneficiada? Esto representa que fui una niña entre otras muchas niñas repartida en casas de personas adinerada para poder comer un plato de comida cada día.

Recuerdo que mi madre me acompañaba hasta la puerta, tocaba el timbre y se marchaba, yo subía las escaleras y entraba a un recibidor a la derecha estaba la cocina que, por cierto, el olor de la sopa aún lo presiento. Es un olor que no se olvida, pero me da pena no recordar a las personas de aquella casa. Sé que había una familia y sus criadas, pero sus caras y sus cuerpos no los recuerdos.

¡Claro, hay muchos años de por medio! Y ahora que estoy recordando esta etapa de mi pasado, me viene a la memoria el barrio donde yo vivía con mi família. En el barrio que vivíamos hay una iglesia que tiene por nombre San Gil (Es una iglesia tipo catedral) y es muy bonita. En semana santa suelen sacar tres cofradías preciosas, que a la hora de ponerlas en la calle tienen que utilizar toda la inteligencia habida y por haver porqué las calles son muy estrechas y cuestan de sacar.

Pero esto da más emoción a la fiesta. Este barrio tiene una plaza muy grande y tanto las calles como la plaza de este barrio eran de piedras. La iglesia tiene entrada a tres bandas, y la puerta principal está en la calle más estrecha, es por esto que cuestan de sacar las cofradías. En la plaza hay otra puerta pero tiene varios escalones, y es imposible poder sacar los pasos por este lado porque la situación aún es más complicada.

Otro de mis recuerdos és que en esta plaza había un quiosco de chucherías y lo regentaban dos hermanas. ¡Por cierto eran mellizas! Una de ellas se llamaba Rosario, el nombre de la otra no lo recuerdo, lo que sí recuerdo és que me decían que yo era una niña muy guapa y que el flequillo me favorecía mucho y yo me ponía más ancha que larga con estos halago.

¡La verdad es que tenía pocos y por esto los debo recordar!

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