Me va bien, más o menos, porque tal como están las cosas, la vida es deprimente.
Aunque dentro de las catacumbas, esta mañana, escuchando las noticias radiofónicas,
he tenido un momento de risa, un momento de risa, gracias a la ironía de un
periodista. Cuyo título podría ser ¡Retahíla! Una retahíla de grandes dimensiones relacionada con todo lo que está sucediendo con los políticos de nuestro país.
Gracias a está persona irónica y picaresca, me he reído hasta el punto de olvidarme de los problemas que tengo a consecuencia de la salud de mi marido.
La verdad es que el contenido de lo que me ha hecho reír más bien dan ganas de llorar que de reír. Dicho esto, dentro de todo lo malo que nos rodea, a partir de ahora tenemos algo bueno para celebrar, ya que de momento, cuando vayamos a la farmacia por nuestro medicamento no tendremos que pagar el euro por receta. ¡Buena noticia para nosotros!
Mala para el señor Mas: él piensa que la retirada de este pago le puede ahogar. Y yo le digo al señor Mas que, aun y sin pagarlo, los ahogados somos los pensionistas, ya que vivir con ochocientos sesenta euros es para hacer milagros. Lo dice la voz de la experiencia.
Así que Señor Presidente de Catalunya, el país donde yo vivo desde hace cincuenta y tres años y en el que he trabajado toda mi vida, hoy no tengo derecho a cobrar. Y no cobro por que las trabajadoras de hogar en mi época activa no estábamos reconocidas en el mundo laboral. Así que hoy soy una afiliada de la pensión de mi marido, de la cual dependemos los dos y más de sesenta recibos al año. A parte de los gastos propios que conlleva el vivir de una familia. ¿Qué les parece señores? ¿Cambiariais vuestra paga por la de los pensionistas? ¡Seguro que no!
Mala para el señor Mas: él piensa que la retirada de este pago le puede ahogar. Y yo le digo al señor Mas que, aun y sin pagarlo, los ahogados somos los pensionistas, ya que vivir con ochocientos sesenta euros es para hacer milagros. Lo dice la voz de la experiencia.
Así que Señor Presidente de Catalunya, el país donde yo vivo desde hace cincuenta y tres años y en el que he trabajado toda mi vida, hoy no tengo derecho a cobrar. Y no cobro por que las trabajadoras de hogar en mi época activa no estábamos reconocidas en el mundo laboral. Así que hoy soy una afiliada de la pensión de mi marido, de la cual dependemos los dos y más de sesenta recibos al año. A parte de los gastos propios que conlleva el vivir de una familia. ¿Qué les parece señores? ¿Cambiariais vuestra paga por la de los pensionistas? ¡Seguro que no!