En el año 1983 en Tàrrega fue fundada la escuela de adultos, un centro cultural para todas aquellas personas que desearan aprender lo que en su momento no pudieron, o mejor dicho, no pudimos aprender
, es decir, cosas tan importantes como leer, escribir, el abecedario y las cuatro reglas.
Pues bien, hoy, veinticinco años después, de aquel centro no queda nada, un centro que en su momento comenzó con una profesora y un grupo de alumnos muy reducido, entre los de graduado y las personas de alfabetización más o menos éramos unos cuarenta. Recuerdo que las clases se tenían que hacer recorriendo todo el edificio: en la biblioteca, en el laboratorio, en la casa del conserje y en las aulas de los niños. Cuando llegábamos al colegio el conserje nos indicaba donde nos tocaba la clase.
Hoy, veinticinco años después, las personas adultas ya tenemos nuestro propio centro y reúne todas las condiciones, tecnológicamente hablando. El número de alumnos actuales sobrepasa los trescientos y, por suerte, ya no somos sólo los adultos. También hay graduado de secundaria, informática, catalán, inglés, castellano y alfabetización, modelo de certificado...
El personal docente está formado por: Inés, Gemma, Raül, Núria, Rosa y Virginia, que es la secretaria. ¡La escuela dejará de ser escuela de adultos! Tendrá su propio nombre, un nombre que aún se está debatiendo y que, todo sea dicho de paso, los propuestos por las personas asistentes al centro no han sido aceptados por los políticos.
Cuando se abrió el nuevo centro, los profesores hicieron una propuesta a los alumnos, ésta fue que cada uno de nosotros escribiera un nombre para la escuela. El nombre se depositaría en un buzón y el más votado sería el elegido. Pero las propuestas seleccionadas, de momento, no han tenido éxito, porque no han sido aceptadas.
Bueno, el motivo de este escrito es dejar constancia de lo que ha representado la semana cultural y el avance del centro. Antes de nada tengo que decir que los profesores hicieron un laborioso trabajo en equipo. El vestíbulo y los pasillos dan fe de esto y del trabajo que ha representado la exposición de fotos y del “Mapamundi”, el cual representa a todas las culturas que hay en el centro.
Antes de nada la profesora Núria nos hizo hacer un punto de libro escrito de nuestro puño y letra. El texto debía ser una leyenda de Sant Jordi y, aunque costó de conseguir, al final lo pudimos llevar a cabo.
A continuación, ella misma nos hizo una fotografía delante de la pizarra, con nuestro nombre por encima de la cabeza y debajo de la foto tuvimos que escribir unas frases en catalán relacionadas con la escuela. Este fue mi escrito: Per a mi l’escola ho representa tot: la meva cultura, la meva identitat i el meu futur. Sense l’escola i sense els professors què seria de les persones?
M’encanta l’escola!
Junto a las fotos se han expuesto dibujos hechos por los alumnos y un “Mapamundi” representando las diferentes culturas que hay en la escuela. ¡Una escuela muy internacional!
El día doce por la tarde pasaron una película muy adecuada al alumnado del centro, ya que el tema principal era la alfabetización, el protagonista no sabía ni leer ni escribir. La película se titulaba “Cartas a Iris”. A continuación, hubo una charla por parte de las profesoras.
El martes trece fuimos a Girona a visitar la exposición floral titulada “Tiempos de flores”.
El jueves quince hubo una presentación de las tradiciones de nuestro entorno a cargo de un grupo de ocho alumnos, siete mujeres y un señor. Dos personas explicaron la elaboración del jabón, en frío y en caliente; otra centró su charla en el pescado: su procedencia, los derechos del consumidor...; otra habló del pan y de la masa del brioche; otra opositora explicó cómo llega a la pantalla una película, o sea, todo lo que hay detrás del telón, otra lo hizo de la construcción del Canal de l'Urgell por tanto, explicaba el proceso de creación de una estructura tan importante como esta para la comarca de l'Urgell; un señor expuso los trucos y las ventajas para hacerte un plan de pensiones y otra persona explicó cómo pudo conseguir el sueño de toda su vida, escribir un libro.
Por último, llegó la culminación de la semana. Los juegos de bolos, de parchís, de dominó, de butifarra y el broche de oro, la comida. ¡La paella! Una paella hecha en la misma escuela y elaborada por un grupo de alumnas y los comensales eran sesenta personas. El resto de alumnos y los profesores fueron los encargados de preparar las mesas, las ensaladas, el aperitivo y cortar la fruta, a parte de un montón de etc.
La paella estaba buenísima, todo salió muy bien, lo único anecdótico fue la lluvia, que intentó estropear la fiesta pero no lo consiguió. Y como se suele decir al final de los cuentos, colorín colorado esta historia ha terminado.