domingo, 23 de septiembre de 2012

Señor de los cielos

                                             
¿Porqué has hecho que crezca, en un mundo en el que no pertenezco por mi manera de ser? Así que piensa en lo que hoy pienso y en lo que quiero.

En mi mente tengo la certeza de que los niños, merecen una buena niñez, los jóvenes, una buena y bonita adolescencia, los adultos, una sana madurez y los mayores merecen envejecer con mucho cariño, con más comprensión y con menos medicamentos. Hoy que soy conocedora de estos tiempos, te pido que pongas en este angustiado mundo un poco de orden.
Dicho esto, tengo que decirte que mi cuerpo ha envejecido soñando con todo aquello que nunca he tenido y que nunca tendré.

Ahora mis sueños son los de la noche, los que tengo con frecuencia y que nada tienen que ver con los que soñamos cuando estamos despiertas. Mis sueños diurnos han sido son y serán tener en mi poder un certificado escolar y un graduado que justifique mi paso por el instituto y por supuesto una matrícula universitaria. Añadiría una libreta y una pluma estilográfica para anotar los apuntes de lo que estuviese estudiando. ¡Me habrían hecho presumir de orgullo y emoción! Sobre todo si están escritos con esa bonita pluma que me gusta tanto. Estos fueron mis sueños, unos sueños que se quedaron por el camino, de los cuales no pude presumir.
  
De lo que sí puedo presumir es de tener una amplia gama de herramientas de hogar: escoba, fregona, cubos, bayetas, plumero para quitar el polvo,...
Estoy segura que si las amas de casa y las trabajadoras de hogar, dispusiéramos de un título de universidad  junto al titulo de ama de casa, este tendría más valor del que tiene e incluso hasta seria interesante pero de momento.
Por suerte, hoy por hoy, la mujer moderna, si es que quiere, puede tener la cacharrería, el titulo universitario, un  blog de cocina, la libreta de los apuntes de universidad y la pluma, para poderlos anotar.
Yo animo a todo aquel que tenga ganas de trabajar que luche con todo su ahínco e ilusión para conseguirlo.
¡Yo ya no estoy a tiempo!

martes, 18 de septiembre de 2012

Entre sol y luna

Este escrito se lo dedico a Marc, a mi nieto. Al que quiero con todo mi corazón. ¡Le quiero tanto que hasta mi cuerpo se emborrona de dolor! A parte de esto quiero que sepa, que me gustaría ser el poeta de sus oídos, el remedio de su dolor,  el ángel que guia su camino y el balsámico de su corazón para que éste no sufra nunca.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Como te lo cuento

 Tàrrega, la ciudad donde vivo desde hace cincuenta y dos años; de la que me quise marchar el mismo día en que llegué a ella y a medida que el tiempo pasaba me fui acostumbrando hasta el punto de no quererla abandonar. Hoy por hoy no me importaría porque a medida que cumplo años me pongo a pensar. ¿De dónde soy y a dónde pertenezco?  Ésta no es mi tierra y tampoco mi ciudad. Así que no soy ni de aquí ni de allí.
 ¡Y cómo me diría mi padre, ya no hay retroceso!

Como te lo digo, como te lo cuento; le dije a mi padre, le dije a mi madre. Esta no es mi tierra, esta no es mi ciudad, esta no es mi lengua, yo me quiero marchar. Mi padre, que era el de voz cantante, me dijo: "ya no hay retroceso, ya no hay vuelta atrás".

Hoy se cumplen cincuenta y dos años de aquella historia y de aquellos pensamientos y digo pensamientos, porque esas palabras fueron pensadas, pero nunca narradas, pues de haberlo hecho, de antemano me sabía la respuesta.
Por que mi padre era de voz y mando y nadie podía decidir otra cosa. Pronto me puse a trabajar, no sé el día ni quien me lo propuso pero si sé que llegué el diez de septiembre y el día de la Mercè, ya estaba trabajando.
                                   
Flores blanca para conmemorar cincuenta y dos años de amistad.
Recuerdo que en aquella época la mano de obra del servicio doméstico, estaba muy solicitada, tanto por una parte, como por la otra. Aunque precisamente comenzar a trabajar tan pronto supuso para mí una añoranza familiar, hasta el punto de abandonar la casa. Este ha sido el trabajo más corto de mi vida en el terreno laboral. Todo me era desconocido, las personas, el idioma, el pueblo e incluso dormir en la misma casa fue el detonante de mi marcha.
Por suerte la dueña de la casa, aparte de comprenderme es una estupenda señora y hoy por hoy después de medio siglo y dos años más nos une una gran y buenísima amistad.
Una amistad sincera de cariño y respeto.
¡Un cariño reciproco entre la una y la otra!

Esta iglesia con su torre es una representación de Ecija la Ciudad de las torre.
Mi pueblo de orígen.