Espero, que tu alma repose en paz, junto a este bello paisaje.
Ayer te despedimos: ayer te dijimos adiós y hasta cuando Dios quiera, ya que has cogido el camino de nunca jamás. Yo me despedí de ti recordando tu cuerpo tal como te he conocido toda la vida y dentro de mis retinas quedará tu imagen de persona tranquila, noble y buena.
La verdad es que ayer pasamos unos momentos muy tristes.
Sobretodo tu familia porque había llegado el momento de tu traspaso.
Pasabas de una vida a otra. Ahora para tu familia y para tus amigos eres un recuerdo y un sentimiento.
Seguramente, hoy cada uno de nosotros hayamos dicho palabras sin sentido y el silencio hubiese sido mucho mejor, pero esta actitud también resulta incómoda. En definitiva, que en momentos como estos se mezclan muchas emociones y las palabras adecuadas son difíciles de encontrar.
Minutos antes de abandonar el tanatorio, tu familia, con el corazón lleno de dolor y situados detrás de un cristal, se despidieron dándote el último adiós. Después de la despedida, llegó la hora de tu último recorrido por el mundo terrenal.
Al llegar a la iglesia, el cura, con palabras dulces, indicó, a los familiares y amigos que ya podían pasar. Una vez dentro del templo, antes de comenzar la ceremonia, el mosén se acercó a las personas más allegadas a Francisco para dar sus condolencias.
Las primeras palabras del sacerdote fueron que la vida de Francisco no termina hoy, que su vida continuaba, que la vida de las personas no terminaba en un ataúd, ni en un nicho, ni en una urna. Que hay vida más allá de esta vida. Y continuó con palabras del evangelio
a las que más tarde tuvimos que dar respuesta.
Él dijo que aquellas palabras las decía él pero que lo hacía en nombre de Jesús. Y que de nosotros dependía, creerlas o no creerlas. Es verdad que la fe mueve molinos y hay que ser muy creyente para aceptar momentos como estos, sobretodo si para llegar hasta el Cielo se tiene que sufrir tanto como tú has sufrido.
Francisco ha tenido un deterioro que ni el mismo Dios lo va a reconocer.
Francisco espero que todo lo que nos dijo el cura en tu despedida sea verdad,
y como cristiana que soy me lo tengo que creer.
Así que cuando llegues ahí arriba me gustaría, si es verdad que hay vida en el más allá, le digas a mi familia, que todos estamos bien.
Adiós amigos. Espero que descanses en paz, en el mundo celestial.
Francisco, con todo mi corazón, te regalo esta flor.