domingo, 16 de enero de 2011

Paseando por el mediterraneo

Marc, mis escritos junto con sus argumentos están relacionados con las personas que más quiero. Mis padres, mi hermano, tu madre y tú. ¡Vosotros sois mi fuente de inspiración! Sin vosotros, mis historias no existirían, aunque los sueños que tengo durante la noche, también es un buen argumento para que mi mente continúe en activo y antes de que se me olviden los escribo en un papel. Y más cuando uno lee en su horóscopo que te dice. ¡Cuida de tu memoria! Yo hoy por hoy, si de algo puedo presumir, es de eso. Dentro de un tiempo ya veremos qué puede suceder.

Esta advertencia ha hecho que recuerde una frase de Gabriel García Márquez: "La vida no es la que uno vivió sino cómo la recordamos". Así que cuidemos de nuestra memoria, tal como dice mi horóscopo, para que tengamos algo que escribir si hay algo que decir, como dice Camilo José Cela. Creo que el día que yo no tenga nada que escribir será porque mi memoria habrá llegado a su final. Por tanto, intentaré de que mi mente no pierda calidad. Ya que cuando esto suceda nosotros también habremos perdido nuestra identidad. Así que haciendo honor a estas frases de estos grandes escritores hoy explicaré, más o menos, como fueron tus vacaciones del dos mil diez.

Marc; antes de nada me hubiese gustado hacer este escrito en su debido momento pero como dice el refrán más vale tarda que nunca. Yo hoy poniendo un poco de mi mente, un poco de mi estabilidad y un mucho de mis ilusiones para que el día de mañana, tú recuerdes vivencias de tu niñez, tanto con escritos como con imágenes. Esta redacción junto con las fotos, son pruebas suficientes para no olvidar lo bien que lo pasaste ese año. Y no es por que los demás no hayan sido buenos. Pero este fue diferente por la sencilla razón de que has tenido una experiencia maravillosa en compañía de tus padres. Pues no todo los niños con once años tienen la suerte de pasar una semana, recorriendo las aguas del mediterraneo.

Saliendo del puerto de Barcelona, pasando por Francia, Villefranche, Niza, Montecarlo, Livorno, Pisa, Florencia, Nápoles y Túnez. Y fin del viaje. Primer crucero de Marc, Núria y Christophe.
En el gran barco Holiday. 25 de julio del 2010.
Y ahí no queda todo, porque aún faltaban las tradicionales, las de siempre las de Francia. ¡En casa de papí y mamí! las de Cambrils, en la auto-caravana donde tú te lo pasas en grande por que este sistema de vacaciones representa la aventura. Más tarde fuiste unos días a Salou con tu madre y unas amigas. Y para terminar el ciclo vacacional, Barcelona fue la estrella de la cloenda. ¡Esta vez con los abuelos maternos! Cosa que venimos haciendo, desde que tú tienes una edad razonable. Así que la primera semana de septiembre y antes de que comenzara el colegio, Paulino y yo hicimos un alto en el camino y los tres juntos nos fuimos a disfrutar de uno días de descanso, cambiando Cambrils y Salou por Barcelona y por su autobús turístico y como todo tiene su final hay que volver a casa. ¡Porque el colegio tiene que comenzar! Fin de la historia.

domingo, 9 de enero de 2011

Un cuento para Pol



Pol, este pequeño regalo es para ti. No te conozco pero te veo rubio y preciso. Espero que el sol brille con toda su intensidad y que sus rayos vislumbren para que no dañe tu sensibilidad.
¡De parte de la Valle!

Una amiga de la teva padrina.

sábado, 1 de enero de 2011

San Manuel

Hola familia: hoy es uno de enero, año nuevo y San Manuel. El Santo de mi hermano Manolo. La pasada noche he tenido un encuentro con vosotros. Esta noche habéis entrado en mi sueño, cosa que hacía mucho tiempo que no sucedía. Seguramente habrá sido para que no me olvide de mi familia en estas fechas navideñas. Pero olvidarme de vosotros es muy difícil, por no decir imposible. Ya que siempre os tengo en el pensamiento y esto es lo que hace que vuestro rostro no se borre de la mente.
¡Al menos mientras disponga de mis cincos sentidos!

Quiero que sepáis que os veo tal como érais en el momento de vuestra partida y a cada uno os sitúo en un lugar diferente. A tí, Manolo, te veo en tres sitios, uno en la plaza del ayuntamiento hablando con varias personas en las que entre ellas estaba yo. ¡Esto fue un sábado por la tarde!
Y al día siguiente al ser domingo nos reunimos en un bar y aquí también estaban nuestros padres y cuatro de los cinco hermanos y algunos familiares más. Fue como si el destino hubiese preparado una reunión familiar preveyendo lo que estaba apunto de suceder.

Pues estábamos casi al completo y digo casi porque únicamente faltaba uno de los hermanos en este caso hermana. Parecía que estábamos celebrando los últimos minutos de tu vida. Terminada la reunión, yo me fui a mi lugar de trabajo, tú y el resto de la familia marchásteis para nuestra casa, tú cambiaste la ropa de domingo por la de trabajo, comistéis arroz con leche y te fuiste en busca de tu destino y a la mañana siguiente cuando te vi tu corazón latía pero tu cuerpo ya no tenía vida. Te puedo asegurar que contigo marchó parte de la vida de tu familia. ¡Sobre todo la de nuestros padres! Pues para ti el mundo oscureció y para tu familia el mundo perdió la luz.

Bueno como he dicho antes la pasada noche habéis aparecido en mi sueño, la verdad es que no me extraña ya que estamos en fecha de Navidad y estos días son fiestas de familia, de recuerdos, de sentimientos y de regalo. Pero inevitablemente también son fechas en las que en cada hogar faltan personas queridas y sus ausencias hacen inevitable la tristeza. ¡Al menos para mí! Yo hoy estoy melancólica y la melancolía me sitúa en el pasado y en ese pasado veo a mi madre preparando la cena de noche Buena, una cena que nada tiene que ver con la de ahora. Recuerdo a unos padres con cinco hijos, sentados alrededor de la mesa la noche del veinticuatro al veinticinco, cenando un potaje de judías blancas y un pollo criado en el corral de la casa. El vino, el champán y los turrones, no conocíamos ni su nombre. Eso sí con mucho esfuerzo y sacrificio no faltaban los pestiños. ¡El postre estrella de Navidad!

Recuerdo que la elaboración de este dulce ecijano había que hacerlo el veintiuno de diciembre y le llamaban el día de los pestiños. Que más bien se tendría que llamar la noche de los pestiños porque era un trabajo que se reservaba para después de la cena y tanto si queríamos o no queríamos colaborar no te quedaba otra ya que: ¡Era sí o sí! De momento me despido, espero tener otra oportunidad de comunicarme con vosotros. Pues me satisface mucho mandarles mensajes a mis seres queridos a través de mis pensamientos. Y el día que no pueda hacerlo no será por mi gusto, sará por mi mente y por mi estabilidad que ya ha llegado a su final.

Por que la vida no camina. ¡La vida vuela!