Querido Ángel: quisiera que con tu fuerza y tu poder, fueses el ángel guardador de Marc y de sus padres, pues para que mi nieto esté bien cuidado necesita de ellos.
Así que por favor, te pido que les cuides en casa, en el trabajo, en la carretera, en el colegio y en todos los lugares que estén presentes.
Gracias de corazón, de una persona que siempre te tiene en su mente.
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¡Yo estuve allí! Delante de la Catedral Notre Dame de París.
Agosto 1999
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