domingo, 4 de noviembre de 2007

Mis sueños

Mis sueños, y no me refiero a los sueños imposibles a esos que son inalcanzables. Me refiero a los que tengo cuando estoy dormida. Yo soy una persona de mucho soñar y la mayoría de los sueños son de pesadillas. ¡Muy pocos son agradables! Uno de los últimos cuando desperté no quería volverme a dormir otra vez, porque si lo hacía estaba segura de que jamás iba a despertar, y estuve un buen rato resistiéndome a cerrar los ojos e incluso lo que deseaba en ese momento era que llegara la mañana lo más pronto posible. ¡Fue horrible todo lo que soñé!

Yo estaba entremedio de muchas personas y todas ellas me golpeaban: golpes en el cuerpo, en la cara, en los brazos y en las piernas, era imposible escapar de aquel linchamiento. Yo pedía: socorro, auxilio y nadie me socorría. Al final llamo a mi madre y lo hago llorando y en voz alta que más que alta eran gritos que hasta lo oyó mi marido. Recuerdo que decía ayudadme, auxilio por favor mamá, mamá ayudame y con estos grito de auxilio desperté. Me dolia todo mi organismo: Los brazos, el pecho, las piernas, la espalda y estaba ronca, tenía palpitaciones muy agudas tanto que quedaban reflejadas por todas partes y este era mi miedo a dormirme de nuevo.
Por la mañana lo expliqué a Paulino y me contesto que lo había oído todo pero que no me despertó porque le daba miedo hacerlo. He llegado a la conclusión que este sueño es un derivado de toda la agitación que existe en todos los medios de comunicación. Esto me hace pensar que el país de Alicia está mucho más lejos que el país de nunca jamás.

Dos cuentos maravillosos que nunca existirán en nuesta vida real.

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