jueves, 17 de julio de 2008

Cuarenta años de casados (Segunda parte)

Este fue el origen de casarnos el dieciocho de julio.
Hoy este cambio me fastidia un poco por la sencilla razón de que son dos acontecimientos seguidos. Terminada la ceremonia nos marchamos para casa donde tomamos unas bebidas, pan con tomate y embutido: embutido del barato por que otra cosa no había pero esto era lo de menos ya que faltaba lo más importante. Faltaba la alegría.

Porque detrás del vestido de novia había el luto por mi hermano. ¡A propósito del vestido! Fue blanco porque mis padres así lo quisieron, de lo contrario no me hubiese casado de blanco yo creía que para ellos seria más doloroso si me quitaba el luto ese día. ¡Aunque fuese por poco tiempo! Ya que cuando terminó la ceremonia y llegamos a casa, el vestido blanco fue sustituido por el negro.

El vestido negro era un traje de chaqueta, chaqueta de manga corta, con solapa y con una trincha en la chaqueta. Con traje negro y medias negras, marchamos para Ecija mi pueblo, un pueblo que en verano sobrepasa los cuarenta grados de temperatura.

La primera noche de casados la pasamos en Barcelona, en casa de unos amigos donde dormimos en el suelo, porque el piso era tan pequeño que únicamente disponían de un dormitorio. A la mañana siguiente nos reunimos con uno de mis hermanos, cogimos el tren y marchamos a visitar la familia. Donde estuvimos diez día los que fueron repartidos entre las dos familias la de Paulino y la mía.

Pasados los diez días volvimos a Tàrrega para comenzar una vida nueva. Yo al ser ya mujer casada únicamente, tenía que dedicar al marido y a la casa. ¡Por suerte pude continuar trabajando! En la misma casa donde estuve cinco año de soltera y quince después de casarme.
El primer año de convivencia fue difícil tanto para Paulino como para mi. Paulino trabajaba sin seguro y únicamente ganaba mil quinientas pesetas a la semana, y yo quinientas. Esto por un lado; por otro, en febrero mi padre enfermó de cáncer, en marzo Paulino tiene que ser operado de apendicitis y al no tener seguro lo operan en el hospital de Santa María en Lleida con un papel de pobreza. que solicitar en el ayuntamiento de Tàrrega.

Pero antes de esto he olvidado algo que sucedió en el mes de octubre del mismo año que nos casamos justamente el veinticuatro.

Ese día quedó marcado para toda la vida: recuerdo el día, las palabras y los hechos de unos padres y de unos hermanos, hoy aun son vigentes por parte de algunos que están vivos. Otros marcharon con el mal dentro, porque nunca pidieron disculpa. En fin siempre se ha dicho que el tiempo lo cura todo. ¡Este tiempo esta tan lejos que no queda ni rastro!
Tengo que aclarar algo, el matrimonio que nos ofreció su casa, el marido fue quien hizo de padrino.

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