jueves, 17 de julio de 2008

Cuarenta años de casados (Primera parte)

Han pasado cuatro décadas y parece que fue ayer cuando un dieciocho de julio a las nueve de la mañana con más miedo que alegría, Paulino y Valle, decidieron ponerse delante del cura, Mossèn Camprobí. Él fue el encargado de decirnos que lo que Dios une que no lo separe el hombre.

Yo creo que las palabras tradicionales se tendrían que sustituir por otras, por ejemplo permanecer unidos hasta que el cuerpo aguante, ya que las de toda la vida están perdiendo fuerza y credibilidad. Esto no quiere decir que yo no crea en el matrimonio religioso, creo y también soy partidaria y no estoy arrepentida de haberme casado por la iglesia. ¡Pero me parece que al sacramento matrimonial le hace falta una reforma! Esta es mi opinión.

Estoy de acuerdo con los cinco sacramentos de la Iglesia Católica pero eso de que te digan lo que Dios une que no lo separe el hombre y que el matrimonio tiene que ser hasta que la muerte os separe es otra cosa y difícil de cumplir. ¡Incluso hasta para las personas de fe! Yo soy católica y muy tradicional, los cuarenta años de matrimonio lo pone de manifiesto, pero hoy día las promesas cuestan de cumplir.
Yo estoy bautizada, comulgada, confirmada, casada y espero que la persona que tenga la responsabilidad, también haga que se cumpla el quinto sacramento, recuerdo que me confirmé antes de comulgar y lo hice por propia voluntad, después de la confirmación decidí confesarme para poder comulgar porque jamás habría tomado la comunión sin antes pasar por el confesionario.
Así que menos el bautismo que fueron mis padres quien lo decidieron, todos los demás sacramentos los recibí yo por mi propia cuenta. La confirmación fue en la iglesia de Santiago de Ecija y comulgué en San Francisco, tanto una cosa como la otra fue la década de los cincuenta a los sesenta. Recuerdo que para la confirmación hubo una sola madrina.
¡Una para todos los confirmantes! También recuerdo como se llamaba pero me lo voy a reservar. Bien. Dicho todo esto intentaré hacer un escrito de algunas de las vivencias de estos cuarenta años. ¡Teniendo que resumir bastante! Porque cuarenta años son demasiados. La boda se tenia que celebrar el diecisiete porque este día es mi cumpleaños pero era día de trabajo y las personas que nos tenian que acompañar a la iglesia tenían que pedir fiesta en sus trabajos.
Así que nos vimos obligados a celebrarlo el dieciocho de julio, por que en aquel tiempo era festivo.

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