jueves, 17 de julio de 2008

cuarenta años de casados (Cuarta parte)

La fiesta fue completa como si de una boda se tratara: comida en el restaurante, fotógrafo en casa, en la iglesia y en la comida. El menú fue de primero un entremés, después canalones y de tercero pollo, lo que sigue ya lo sabemos. Al terminar la comida, para las mujeres una canastita con peladillas de la suerte y para los hombres un puro.

El vestido de comunión no era ese vestido tradicional de toda la vida. ¡Era diferente! Yo quería algo especial, para una niña especial y para una fiesta especial, la comunión de nuestra niña. La primera fiesta celebrada después de los altibajos que nos tocó vivir, por el momento más o menos la vida iba cambiando aunque no del todo porque las heridas no habían cicatrizado totalmente. Y sobre todo cuando hay una fiesta familiar.

Ese día toda la familia iba de estreno, la abuela, el padre, la madre y la niña no digamos. ¡Ella era la estrella! En el día de hoy aún conservo la ropa de los tres. La de mi madre fue dada cuando falleció ¡De esta fiesta sí que tenemos recuerdos! El recuerdo sentimental y el material: la ropa, el canastito, la tarjeta del menú y un álbum de fotos. Un álbum hecho por un fotógrafo profesional. Aunque no todo fue como nosotros queríamos porque la fiesta del restaurante la compartimos con familia de familia, de esta forma el gasto fue compartido.

Los años de casados se van sumando y así llegan a los diez, los quince, los veinte y los veinticinco. Cuando cumplimos los veinticinco nuestra intención era hacer una pequeña fiesta, ir a misa, al restaurante para comer y hacer un reportaje de fotos, pero mi hija como era muy activa, ese día por casualidad, estaba comprometida con una asociación humanitaria así que no hubo misa ni comida.

Lo que si hubo fue el reportaje de fotos y ella nos regaló una placa de plata que está sobrepuesta en una base de madera, con la fecha de los veinticinco años. Y a estos años le hemos sumado quince años más que son los que completan los cuarenta.

Los años continúan y la situación económica va mejorando, Núria crece y tiene muchas inquietudes, le gustan los idiomas las actividades solidarias y va compaginando los estudios con algún que otro trabajo recuerdo que los primeros años de la Fira repartió carteles de propaganda, trabajó en el cámping y en la Llotja de intérprete para los grupos extranjeros.

Hizo de monitora en convivencias. En fin, un montón de cosas más, por ejemplo estudiaba cuatro idiomas a la vez.

Lo estudios son muy importantes para ella, es algo que no tiene límite. Pero igual que le gusta estudiar y trabajar también le encanta viajar. En el noventa y dos terminó la carrera. ¡Por fin tenemos una licenciada en casa! Yo los estudios de mi hija los viví intensamente, los primarios y los universitarios, todas las etapas de estudios de mi hija para mi fueron estupendas. ¡Son etapas añoradas!

Seguramente será porque de niña nunca viví estas experiencias. En junio del noventa y dos terminó la carrera y en septiembre ya comenzó a trabajar. El primer trabajo fue en Alcarràs y el siguiente año tuvo dos ofertas de trabajo al mismo tiempo; una en Tàrrega y otra en Igualada. Este último era de jornada completa el otro de media.

Así que después de unos días de reflexión se decidió por el de Igualada, en este trabajó hasta finales del curso noventa y seis, porque este fue el año que contrajo matrimonio y marchó para Francia. ¡Destinos de la vida! En agosto del noventa y cinco decidió ir a Francia para mejorar la fluidez del idioma y fue cuando conoció al que hoy es su marido. Yo he oído decir que el casamiento, del cielo baja y lo encuentras allá donde lo tienes que encontrar.

¡Núria al año siguiente se casa! La boda se celebra el diecisiete de agosto y el veinte marcha para Francia donde vivió hasta el dos mil dos. Ese año junto con su marido y su hijo vuelve de nuevo a Tàrrega. Bueno doy por terminada esta historia, que tiene de trasfondo cuarenta años de matrimonio. Aunque espero llegar a los cincuenta para poderlos celebrar porque los cuarenta se han pasado de largo. Quiero puntualizar algo este matrimonio comenzó con veinticinco mil pesetas en deudas y diez mil en el monedero.

Hoy gracias a Dios y a nuestras ganas de superación estamos más que contentos con lo que tenemos y no es porque nos haya tocado la lotería ni que hayamos recibido una herencia, esto hubiese sido cosa fácil y carecería de méritos. Todo ha sido conseguido granito a granito, siempre pensando en el día de mañana. ¡El mañana ya está aquí! Ahora de las tres cosas que tiene la vida que es la salud, el trabajo y amor yo ya descarto una, en este caso el trabajo, porque ya no estamos para trotes. ¡La salud y el amor que no falten!

También quiero dedicarle un recuerdo muy especial a nuestros familiares y amigos que en nuestro recorrido se perdieron por el camino.

¡Para todos ellos nuestro cariño!

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