jueves, 31 de mayo de 2007

En un rinconcito del campo.

En el campo Pago allí vivía un caballero con su dama y sus vástagos y algo de ganado. Un dieciséis de agosto, llega un niño con el cabello rizado y rubio como el oro.

Pues en el secano pasto faltaba un adorno. Vivió con su rubio y rizado pelo hasta los dos años ya que con esta edad se lo corta el peluquero, llora, patalea y se resiste porque no quería perder su apreciada cabellera.

El tiempo pasa, el niño crece y cumple veintiún años, llega un cinco de junio, el niño rubio y de cabellos rizados lo reclaman en el Cielo porque en este lugar también faltaban adornos.

Cuarenta años han pasado desde aquel cinco de junio del sesenta y siete. Pero tu cara, tu cuerpo, con planta de vaquero aún continúan delante de mi rostro. Con tu pantalón blanco roto, tu camisa de rallas amarillas, entre rallas, azules finas. Ésta fue tu última vestimenta. ¡Y tu último todo!

Tu hermana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

querida valle gracias por compartir
tus recuerdos con el blog. me han emocionado un poco y unas lagrimitas han asomado a mis ojos aun sin quererlo

Sencilla y franca es tu escritura,llega al alma poco a poco como esa lluvia fina que va calando
sin darnos cuenta

Maria del Valle dijo...

Querida amiga la lluvia ha calado profundamente en mi alma.
Las gracias soy yo quien las tiene que dar y perdone que le hayan hecho llorar mis historias, yo las comparto con ilusión.
Gracias.

Montserrat Valle