La flama de la antorchaLa noche del veintitrés al veinticuatro de junio dicen que es la más corta del año. Yo no sé si es por sus tradiciones rituales o por que el reloj así lo ha decidido.
Lo que sí puedo decir que, es la más mágica y la que tiene más festejos. Cada pueblo, cada Ciudad y cada Comunidad celebra la verbena de San Juan en casa con los amigo o al aire libre.
¡Lo importante es pasarlo bien!
El principal protagonista de esta fiesta es el fuego, es la noche que más fuegos artificiales se consumen.
Aunque a mí esta clase de fuegos me gusta poco, por no decir nada.
¡Prefiero el tradicional!
Creo que es el más adecuado, el más divertido y el menos peligroso siempre y cuando se tomen precauciones. Yo recuerdo que entre los años setenta y ochenta, los niños de aquel entonces, varios días antes preparaban grandes hogueras de leña y los muebles que se tenían que renovar. Era una buena oportunidad para quemar los trastos viejos y las malas vibraciones.
Es una buena noche para desprenderse de los malos augurios y de los muebles del desván.
¡Ahora todo es diferente!
¡Ahora todo es diferente!
Aún y siendo el fuego, el agua y los rituales el centro de la fiesta hoy por hoy se ha convertido aparte de la noche más corta también en la más peligrosa.
¡Sobre todo esta última! Este año la noche más mágica, la más divertida, la más corta y la de más rituales, para una Ciudad costera que se llama Castell desfets,
el día veintitres de Junio del dos mil diez, dificilmente la podrán olvidar.
Espero que la flama de la antorcha, esa que da por inaugurado el fuego del Canigó y la cruz que recorre el mundo en manos de las personas jovenes. Iluminen en la perpetuidad a todas las almas que pasaron a otra vida.
¡Luz para los que marcharon y fuerza para los que quedaron!
¡La cruz! 
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