lunes, 11 de febrero de 2008

El miedo de la noche.

Anoche me fui a la cama más pronto que de costumbre. Un fuerte dolor en el pecho me obligó a ello, también porque estar en el sofá era imposible, algo me oprimía y me ahogaba. Así que decidí, por lo que pudiera pasar, irme a dormir.

A dormir relativamente.


El dolor continuó un buen rato. Hubo un momento que pensé si no seria producto de mi imaginación, o tal vez porque era de noche y la noche suele ser más aparatosa, sobre todo si hay que preocupar a la familia. ¡Y esto era lo que más me preocupaba!

Por suerte el dolor y el miedo fue pasando: no tuvimos necesidad de decir nada a la familia, gracias a Dios. También es cierto que todo lo sucede durante la noche se magnifica, y las cosas las vemos de color negro. O en todo caso es lo que se suele decir. ¡De noche, todo es negro!

Todo pasó y aquí me tienen contando lo sucedido, para continuar con el compromiso que tengo con la vida. No es que me considere imprescindible, pero si estoy en este mundo puedo hacerle una buena función a mi familia.

¡Gracias Señor: En salud, Tú siempre me proteges!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Valle.
Del dolor, se huye, de la familia, no.
Montse

Anónimo dijo...

Un hola para las dos.
Montse yo jamas huyo de la familia, y tan poco de los amigos.
En cambio el dolor, lo prefiero bien lejos.

Aunque en cuestión de enfermedad siempre he tenido suerte.

El que huyo de mi fue el propio dolor. Valle