domingo, 21 de febrero de 2010

Alma tranquila

En un día como hoy, mi alma está fría; mi cuerpo, tembloroso, mi mente, ausente y
mi corazón lleno de dolor por todos los que fueron parte de mi vida,
y
fue la misma vida la que me separó de ellos.

Hoy somos unos cuantos menos en el lado de la vida y algunos más en este mundo que desconocemos, el cual será un lugar maravilloso, un lugar de estos que no podemos abandonar,
pues todos los que se fueron no han regresado jamás.
Yo,
desde este lado que sí conozco pero que al mismo tiempo desconozco, pido un eterno descanso para todos los que fueron parte de mi vida.
Y
ellos, desde aquel lugar, que nos den fuerza para caminar
y
seguir adelante.

Tàrrega uno de noviembre de mil novecientos noventa y seis.
Este escrito está sacado del libro "Historias de cada días"

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